En algún lado escuché que es más fácil aprender a pilotar un avión que entender qué fuerzas actúan en él para mantenerlo en el aire. En topología ocurre algo similar cuando se trata de homeomorfismos (deformaciones continuas) entre espacios: en muchas ocasiones es más fácil transmitir la idea ( el feeling) de la deformación que escribir la fórmula explícita de las funciones involucradas.